18 de noviembre de 2010

Esperaba despertar y verte sentado en mi cama.

Cuando niño, me dormía pensando una idea que me dijo mi Abuela: que TÚ llegarías a sentarte en una esquina de mi cama... una vez que yo me durmiera... ese era mi último pensamiento... ¿llegarías a velar mi sueño? ¿estarías al pie de mi cama?

ESPERABA DESPERTAR Y VERTE
SENTADO EN MI CAMA...


Mi Madre
me hablaba siempre de ti,
de tus grandes acciones,
de que hablaba contigo
y que siempre le respondías,
de que cuando te pedía
siempre le dabas más de lo esperado.

Yo veía que ella
hablaba contigo,
se reía contigo.

Yo nunca te vi,
pero como que te sentía
aleteando, respirando
en esa vieja casa.
Como que te sentía junto al bracero,
en esas noches en que el mate
y las historias acortaban las horas de sueño.
Si, yo te sentía cerca de las velas
que mi buena Madre te encendía.

Eras como una brisa sin ventana abierta,
como un paso de nube sin dejar sombra.

Yo, niño, ¡quería verte!
Cada mañana, al abrir los ojos,
esperaba verte sentado en mi cama,
y ni por si acaso un día lo hiciste.
¡Ni un solo día te apareciste!


Pero yo, insistente,
cada mañana despertaba
mirando hacia los pies
de mi pequeña cama solitaria...

Aunque no lo creas, ahora ya madurito,
aún sigo, de vez en cuando,
mirando hacia los pies de mi cama...
¿Vendrás un día a despertarme
de tanto sueño falso,
de tanto adormecimiento del alma?

¿Cuándo llegará el día
en que te vea allí sentado en mi cama
para conversar de tanto misterio
y llevarme al lugar en que vives?

No hay comentarios: